viernes, marzo 10, 2006

El viaje y los primeros días

Bueno, acá estoy tirado en mi depto en Eindhoven. Son las 4 de la mañana, hace un rato volvimos de un bar y no se me ocurrió mejor cosa que sentarme a escribir un poco en el blog.

Primero lo primero...
El viaje fue muy largo. Tuvimos que tomar dos vuelos (Baires-Madrid y Madrid-Amsterdam) y un par de trenes. En total, de puerta a puerta, tardé 24 horas.
El primer vuelo fue un placer. Por una de esas vueltas de la vida, logramos que nos upgradearan a Business, sólo por tener la tarjeta Iberia Plus (la que se usa para sumar millas). Así que viajamos súper cómodos, comiendo y tomando cosas de lo mejor. De vez en cuando miraba para atrás, en esos breves momentos en que la cortina que separa las clases se abre, viendo a todos los que no habían tenido la misma suerte, lidiando con el poco espacio y la pequeña bandejita de insípida comida. Es increíble lo mejor que se viaja.

El vuelo de Madrid a Amsterdam fue otro tema. En el asiento entré de casualidad, a presión. Tratar de dormir no fue tarea fácil. En cuanto pegaba un ojo, pasaba alguien caminando por el pasillo, y como los asientos son tan finitos, me tocaban el hombro. Después de un rato de futiles intentos, me conformé con escuchar unos temas de los redondos en el iPod.

Es realmente increíble el tamaño de Barajas (el aeropuerto de Madrid), y la cantidad de vueltas que hay que dar y pisos que hay que subir y bajar para hacer una combinación.

Llevó casi dos horas más de tren llegar a Eindhoven. Los trenes andan que son una maravilla. Llegan con una puntualidad que no se puede creer. Tan bien que me hicieron acordar a mis primeros años de la facu. Aquellos buenos tiempos en que tenía que tomar el San Martín todas las mañanas. Ahhh.... eso sí que era un buen servicio...

A las 3:30 de la tarde llegamos. El dia de nuestra llegada no hicimos más que conseguir el depto (pagando todo por anticipado, obvio), dar una vuelta por el centro, comer e ir a dormir, a eso de las 8 de la noche (no dábamos más).



Hoy (día 2) nos levantamos tarde, y después de unos mates y un buen rato de boludeo con internet (logramos afanar un poco de Wi-Fi de algún amable vecino), salimos a recorrer, ya con más energías. Paseamos por el centro, vimos la universidad... A la tardecita caimos en el súper, y compramos lo necesario para aprovisionarnos. Cualquier tipo de conversión a pesos de lo que gastamos para comprar las cuatro boludeces que compramos, no es apta para cardíacos.

Después de comer, un amigo del ITBA que está haciendo el mismo postgrado que empezamos el lunes, nos llevó a conocer los bares del centro. El lugar copado, la cerveza muy buena y barata.

Todo muy lindo, muy rico todo... pero debo reconocer que hay un aspecto que no me deja del todo tranquilo, y que el paso del tiempo y cada charla con gente (hombres particularmente) que ha estado más tiempo que yo en Holanda, procede a empeorar. Si hay algo por lo que NO se caracteriza Holanda, es la belleza de sus mujeres.

OK, son altas. Todo bien. Más altas que yo... no tanto, pero soportable. Ahora, que el promedio de peso de lo que vi esta noche en el boliche se acerque tan peligrosamente a lo que peso yo, es un tanto aterrador.

Debo remitirme muy atrás, a mi primer viaje a Europa, de gira con el club allá por el '99), para encontrar una situación semejante. Hasta este momento, Dublin se llevaba el premio a la ciudad con menor cantidad de mujeres como la gente. Estas chicas de Dublin, ampliamente concientes de su situación, no mostraban el más mínimo atisbo de histeriquismo, y si bien tenían sus problemas con el ancho, presentaban una altura acotada, manejable.

Eindhoven es igual, pero sin la cota superior de altura (lo que eleva el kilaje total), y aún peor(esto no lo puedo afirmar por experiencia pesonal sino por varios comentarios recibidos) parece que son terriblemente histéricas. De este tema tendremos mayores noticias y mejores apreciaciones una vez que se realicen las pruebas de campo correspondientes.

Ojalá pueda refutar por completo lo que acabo de comentar más arriba. Me haría muy feliz. Dublin: ponele pilas, no pierdas ese primer puesto tan bien ganado y dejá que Eindhoven me demuestre que estoy equivocado.

Creo que eso es todo. Cambio y fuera. Me voy a dormir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus palabras inspiran la siguiente oda:

Las holandesas han de rogar,
Y te aseguro que harán filas,
Cuando vayan a probar,
Carne humana Cabaña Las Lilas.

El deber te llama,
O que te tiren por la borda,
Que no hay tanto drama,
En empomarse una gorda.

Importa poco a los extranjeros,
Encontrarse con algún imperfecto,
Mientras tanto los agujeros,
Estén en el lugar correcto.

Un cambio de país te convendrá;
Para buscarte una yugoslava,
O a tus viejos hábitos retorná,
Y empomate un lindo traba.

Anónimo dijo...

Pero por diosss!! quien es este julian vidal??!! decime que sos poeta y no que te dedicaste a la ingenieria!

Anónimo dijo...

Este Julián Vidal efectivamente se dedicó a la ingenieria, pero de sonido ;)