miércoles, marzo 14, 2007

Conversaciones Notables (o Just buying some time)

Visto y considerando que mi público de reclama y, aunque teniendo muchas cosas para contar, no he encontrado el tiempo para hacerlo como corresponde, he decidido subir al espacio alguna que otra pavada para apaciguar a las fieras.

No por esto quisiera dar a entender que el resto de las cosas que escribo por estos lados no sean pavadas, sino que simplemente tienen una más clara razón de ser.

Hoy quisiera iniciar una nueva sección, que podríamos titular "Conversaciones Notables" (y eso es lo que haremos). Lo que voy a subir serán cosas que vayan apareciendo, o que alguna vez hayan aparecido, en los mails que vayan y vengan.

Hace ya un tiempo que me da cierta tristeza la velocidad con que los mails caen en el olvido, tan rápidamente como desaparecen de la bandeja de entrada. Sí sí.... yo también armo carpetas con mails viejos, pero una vez que caen allí (salvo que sean mails de trabajo, que resultan ser esenciales para cubrirse el culo en frecuentes ocasiones) no vuelven a ver la luz del día. Es verdad que la mayoría de los mails no merecen más que la práctica común, pero de vez en cuando aparece una joyita que debe ser tratada de otra forma. "Conversaciones Notables" pretende brindar esa oportunidad, registrando y compartiendo aquellas frases que no merecen ser mandadas a las carpetas del olvido.

Si alguien tiene alguna sugerencia o comentario sobre el contenido, serán bienvenidos. Se aceptan también postulaciones de frases.

Para empezar, estos consejos para jóvenes señoritas:

"No no... ahí es donde las mujeres sistemáticamente se equivocan, y terminan diciendo cosas como: "Qué divino! me invitó a su yate..." o "No seas mal pensado, si sólo quiere ser mi amigo..." y demás tonterías por el estilo...

Partiendo desde la base que los hombres somos muy simples, cualquier tipo que se acerca, sin conocerte y rápidamente se vende como tu nuevo amigo... lo que como mínimo hay que hacer es sospechar... Sobre todo si son maduros y acaudalados, queriendo hacer amistad con una joven y bonita señorita.


La clave ahí (viendo la situación desde la perspectiva del viejo lobo de mar que se acerca a una indefensa criatura), es venderle genuino interés: "Así que te gusta el bricollage... pero qué interesante! Por qué no me contás más acerca de cómo se sintió tu amiga cuando charló con el psicólogo sobre lo mal que la trata el novio..."

Ojo, no descarto que en la boleada caiga algún bienintencionado y bonachón señor, con alma de tío. Pero esos sólo son las excepciones que confirman toda regla."

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