lunes, junio 12, 2006

Corriéndose para el interior del coche, que atrás hay lugar!

Acá estoy nuevamente, en mi cuevita holandesa, de vuelta del tour París-Amsterdam.
Agobiado de calor, pero con un nuevo aliado para combatirlo. El sábado me compré un ventilador, y desde que lo armé (me divertí como un chico con los Lego) no lo apagué un segundo.

Hoy hizo tanto calor que, en la facultad, le dieron a todos los empleados la posibilidad de irse a su casa antes. "Debido al calor tropical que está haciendo hoy..." empezaba la nota. Y la verdad que sí, hizo calor, pero tampoco para exagerar. Por supuesto que todos tiraron bomba de humo y se fueron pa' las casas.

La historia de las vacaciones comienza por el viaje, o antes, durante la espera del micro.
La cuestión es que el bondi tenía que pasar por Eindhoven a las 23:30. Se hicieron las 12 de la noche y nada. La gente de la parada se empezaba a impacientar. Todo el mundo preocupado. "Será acá?" "Ya habrá pasado?"

Y hacía un frío de locos (como verán, el tiempo acá es un poquito inestable).

A las 12:30 llegó el bondi, o como lo bautizamos en ese momento y por unanimidad: "El Expreso de Medio Oriente". Parece que antes de pasar por Amsterdam, el micro pasó por Bombay. Debe ser por eso que llegó un rato tarde. Igual, le puso buen tiempo de la India a Eindhoven. Una horita, nada mal!!

Y el micro en sí, un poquito mejor que los naranjas de los escolares, así que como se imaginarán, entraba perfecto en el asiento y dormí una barbaridad.

A las 6 llegamos a París. Lu nos pasó a buscar (sisi, a las 6 d ela mañana de un sábado, un amor!!) y enfilamos para su depto, un apart buenísimo en la Défense, el barrio nuevo de París. Con reminicencias a Catalinas y Puerto Madero (siendo ellos sus primos pobres, claro está).



Y desde entonces comenzó nuestro raid por la ciudad. Estuvimos una semana, por lo que tuvimos tiempo de hacer y de ver prácticamente todo.

El arco del triumfo, Champs Elysees, el Louvre, el Pompidou, el d'Orsay (lo más de lo más), la torre Eiffel, Versalles, Sacre Cour y una interminable seguidilla de otras iglesias. Incluso lo fuimos a saludar a Cuasimodo, pero el guacho ni se asomó.

Sería difícil, largo y tortuoso comentar sobre cada una de las paradas, así que voy a subir algunas de las fotos más representativas.

Me encantó la ciudad. Ya me había gustado en la primera visita durante la postgira de rugby, pero esta vez me encantó.

Las minas... un caño.

El micro de la vuelta estuvo mucho mejor. Llegamos a Eindhoven el sábado a las 4 de la mañana, y nos la trajimos a la Lu. Después de dormir un par de horitas, enfilamos para Amsterdam, un par de camisetas y una gorrita nos acompañaron.

Nunca vi taaaaantos ingleses, dando vueltas borrachos. Estaban festejando el triunfo, todos con la camiseta puesta.

Paseamos en barco, recorrimos mucho a pie. Y cuando se acercaron las nueve, enfilamos para un bar. Cerveza, una montaña de papas fritas y pantalla gigante. Un placer. Incluso las chicas se portaron bastante bien (todos sabemos lo que son los comentarios de las mujeres durante un partido de lo que sea).

Más fotos no hay. Las de Amsterdam andan por algún lugar de la estratósfera, no sé exáctamente dónde. Pero seguro qu eno en la memoria de la cámara de Lucila.

Eso es todo. Voy a seguir mirando el partido de Italia que está más que bueno.

Gracias! Vuelva prontos! (homenaje a mis compañeritos de bondi a París)

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