lunes, noviembre 06, 2006

Empezó la fresca

El verano definitivamente terminó. De golpe y sin avisar. Llegó el otoño con todo, y lo hizo para quedarse.
 
Los guantes y el gorrito de lana salieron del cajón en el que habían descansado algunos meses. Y los cortos y las ojotas, a la inversa, no van a ver la luz hasta dentro de un tiempo largo, salvo una corta excepción durante mi paso por Baires en diciembre.
 
De vacaciones en Buenos Aires... quién lo hubiera imaginado hace un tiempo? De todos los destinos del mundo, era el único que no cuadraba en la descripción de destino vacacional. Y ahora fue desplazada por esta aldea grande con delirios de ciudad a la que llamo casa. Hace ya rato que la rutina lo logró, y transformó a Eindhoven en el lugar donde vivo.
 
Cinco semanas para subirme al avión rumbo a Ezeiza. Siete semanas para el camino inverso. Y después? No lo sé, lo veremos sobre el pucho. 
 

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