jueves, abril 13, 2006

El hombre propone... y esta vez dispuso

El fin de semana anterior tuvo, finalmente, muchas cosas para contar. Esta vez, el clima fue más benigno y, aunque amagó en más de una oportunidad a pudrir todo, mis planes pudieron llevarse a cabo sin mayores problemas.

Sábado.
Programa: Paseo en bicicleta por los campos de tulipanes. Éxito parcial.
Ese sábado me levanté temprano, 8:30. Después de un potente desayuno y prepararme un par de sanguchos para el viaje, partí hacia la estación. Garuaba de una manera que rompía bastante las bolas, y ponía en peligro la concreción del plan. Pero no me importó.

Ya en la estación estaba todo el grupo reunido. Obvio, llegué sobre el pucho. Todavía estaban esperando a no sé quién, que nos hizo perder el primer tren... Durante la media hora que nos separaba de la llegada del siguiente tren, hubo intensas dudas entre los participantes sobre si devolver o no el pasaje y volverse a la cama, secos y calentitos.

Muchas llamadas por celular, algunas bajas. Otras llamadas, confirmación de que en Leiden (hacia donde nos dirigíamos y lo que iba a ser nuestro punto de partida ciclístico) llovía aún más.
¿Qué hacemos? Y... daaaaale.... vamos para adelante. Lo más que teníamos que perder: algunas horas de un sábado gris y los 20 euros que sale el pasaje ida y vuelta (con korting -descuento- obviously... a papá!!!).

Nos subimos al tren. Algunos llevaban sus bicis, por las que pagaron 6 euros extra de pasaje. A mi me habían tirado la posta: el alquiler por día de una bici respetable, salía alrededor de 8 euros. Así que la jugué de bacán, viajé cómodo en los asientos buenos del tren con Piotr y Xue (polaco y china respectivamente) mientras los que llevaron las bicis lo hacían en el pasillo/furgón, en unos asientos mucho más chicos y molestos.

Llegamos alrededor del mediodía después de casi 2 horas de viaje. Allá se unieron varios amiguitos al programa. Entre ellos, Euge que había ido de paseo a una ciudad al norte de Holanda con Anna, y se había quedado a dormir allá el viernes.

Había dos opciones marcadas. Una: ir a ver el Keukenhof, que es una especie de parque con todo tipo de flores. La segunda, pasear en bici entre los campos donde cultivan tulipanes. Para el parque, no hacía falta alquilar bicis, porque hay un micro que te acerca. Resulta que fuimos un tanto temprano en el año para ver las flores en su completo esplendor, por lo que el Keukenhof no iba a estar a pleno. Aún peor, este año el tiempo viene medio (¿?) loco y la floración se atrasó un poco.

Nos decidimos por el segundo programa, que prometía ser mucho más flexible. Así que enfilamos al boliche de alquiler.

Pero antes, no puedo dejar de hacer mención a un episodio en el que quedé como un ratón a toda prueba. Resulta que era la hora de comer, y como nadie había traído sandwichitos, enfilamos para McDonalds. Entre combo y combo, hamburguesa y papa frita, está Javier, sentado muy cómodamente en una de las mesas, disfrutando de sus sandwiches y su botella de agua. Pic-nic de lujo. Pasaban los fulanos del lugar y me miraban con cara rara. Yo, inmutable.

Alquilamos las bicis y partimos. Con rumbo incierto, siguiendo por momentos a uno, por momentos a otros, iba la caravana. De vez en cuando frenábamos, sacábamos un mapa, seguíamos.

Pasamos por muchos campos con tulipanes, pero todos con las plantitas recién emergiendo de la tierra. Sólo en algunos lados se vislumbaba un atizbo de color. Lo que sí abundaba, eran unas flores amarillas con forma de estrella, que se ve que son más precoces. No esperen que tenga la más mínima idea de cómo se llaman. Dadas las circunstancias, el convoy decidió enfilar hacia el mar.

En el interín salió el sol. El cielo se despejó por completo, sin dejar una sola nube a la vista.

35 km después de partir de la estación y dar varias vueltas, llegamos a lo que sería el punto más lejano de nuestra pequeña aventura. Ahí comenzamos el retorno a lo largo de la línea costera, hacia el sur.

En total, anduvimos casi 50 km por las rutas holandesas, las que disponen de carriles separados para recorrerlas en bici. Las gambas y el cu... mejor ni les cuento cómo quedaron.

Llegamos a Leiden alrededor de las 6. Devolvimos las bicis, nos clavamos unas birringas (biertjes, en holandés) en un bar, las que seguimos de un respetable pedazo de carne en un restorán argentino. Para mi sorpresa, holanda está lleno de restaurants argentos, y según me han informado fuentes fidedignas, están de antes del desembarco de la Máxima por estas tierras.

Con qué acompañé la carne? Con un tintito por supuesto, pero de la casa y traído en jarrita, porque sino mis finanzas iban a recibir un golpe importante. Marche un "Lady Jane" especial. Después, una renovadora siestita en el tren.

Domingo
Finalmente llegó el gran día, el que había estado esperando hace tiempo, y todo indicaba que esta vez, el partido no se iba a suspender. Amaneció con sol, pero acá nunca se sabe lo que vaya a pasar en la próxima media hora, por lo que no se puede dar nada por sentado en cuanto a clima respecte.

Empecé de titular. Segunda Línea (mi puesto de toda la vida, generalmente ocupado por los más altos, torpes y menos habilidosos jugadores de cada equipo). Durante el pre-calentamiento empezó a llover. Muy leve, nada que impidiera que jugáramos.

Mi equipo es bastante choto, hay muy poca experiencia en general, y se nota mucho. Yo con mis pocas habilidades (quienes me conocen en este ámbito saben que no soy ningún virtuoso), y mi paupérrimo estado físico, logré destacarme. Claro, recibí una pelota en una salida, puse un par de buenos tackles y no se me cayó la pelota las veces que fui a chocar. Condiciones elementales, necesarias para empezar a considerarse un jugador de rugby en cualquier lado del mundo, pero que acá (en mi equipo y en la liga en al que estamos) son cualidades destacables.

Mi debut fue con el pie derecho. Si bien perdimos, y no honrosamente, hice mi primer try en Holanda. Estaban todos chochos. Tanto, que cuando iban a hacer un cambio para que entrara otro segunda línea por mí en el segundo tiempo, el capitán me preguntó si me la bancaba de Full Back. FULL BACK!!!!!!! Quizá algunos entiendan lo que significa esto, pero para la mayoría de los que lean esto, es uno de los puestos de mayor responsabilidad dentro de la cancha. Es quien suele quedar como última línea de defensa, tener muy buen tacke, muy buena patada, y mucha velocidad. No es para menospreciarme, pero nunca sobresalí en ninguna de estas cualidades.

Se lo expresé a los muchachos. Me preguntaron si quería jugar de segundo centro. Esta vez acepté. Fue mi primera vez en la línea (los que corren y hacen los tries, a quienes miran las chicas), siempre jugué de forward (los gordos que empujan, se golpean, hacen el laburo sucio). Mi actuación fue más que aceptable. No erré tackles, no hice cagadas.

Los últimos 5 minutos los pasé fuera de la cancha. Un calambre me impidió seguir, pero no me quitó la satisfacción de haber jugado, hecho un try y debutado de centro. Demasiadas emociones juntas.

Hoy a las 4 de la tarde salgo de gira con los muchachos, por semana santa (que acá es del viernes al lunes). Dónde, es un misterio todavía. Un comité organizó el viaje, el resto sólo sabe el punto y hora de salida.

Seguramente haya más fotos e historias el lunes a la noche, cuando aparezcamos nuevamente por Eindhoven, espero que en una pieza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Che, que es un Lady Jane ??

Javier Gomes dijo...

Lady Jane = Damajuana