domingo, febrero 05, 2006

Recta Final

Resta apenas un mes para la partida: dos semanas de trabajo y otras dos para pulir los últimos detalles y preparativos para la nueva etapa (y el cierre de la anterior en muchos otros aspectos).
No puedo evitar tener sentimientos encontrados al respecto.

Por un lado estoy realmente entusiasmado con la idea de viajar, conocer muchos nuevos lugares y gente interesante. Sé que voy a crecer mucho, profesional y personalmente. La universidad es buenísima, el posgrado es increíble. La experiencia intercultural de vivir y trabajar con tanta gente distinta, la inserción en las costumbres de un nuevo país... es inagotable lo que se puede aprender.

Por otro lado empieza a atacar fuerte la murriña (término que acaba de mencionar papá en nuestra conversación al respecto). Todo lo que vine haciendo y lo haga de acá en más en Buenos Aires tiene gusto a cierre, fecha de vencimiento. Va a ser duro el momento de pasar por la puerta de embarque en Ezeiza, rumbo al avión.

A modo de atenuar esta murriña, estuve averiguando la manera de dar cierto tipo de continuidad en Eindhoven a un par de cosas que no quisiera dejar: rugby y tango.

En la facultad hay un equipo (se llaman los elefantes) y si bien tienen pinta de ser una banda de delincuentes (como se debe, obvio) voy a tratar de meterme. Seguramente no sea muy competitivo, pero me va a servir para divertirme, hacer amigos y mantenerme en forma.



También averigüé sobre un par de milongas (dícese de los boliches donde se baila tango), por lo que voy a poder sacarle viruta al piso en las holandas.

El corsita también se va.... viejo y fiel compañero de aventuras. Tantas que casi se me pianta un lagrimón...

Ya tengo un pie afuera. Llevo mucho conmigo, y a muchos. No voy a estar solo en mi aventura.

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