Hace unos días me enteré de la operación de Ana. Fue el mismo día que pasó, y casi instantáneamente llegó la confirmación de que había salido todo bien.
Ayer finalmente hablamos. Me encantó escucharla contenta, con tanto buen humor y chispa como siempre.
Y esa es la confirmación que realmente se necesita. Los mails, simplemente no son suficientes. Ahora sólo es cuestión de descansar y hacer los ejercicios para recuperarse bien.
Llevará su tiempo, pero ya le avisé. Hay algo de lo que no se salva: bailarse otro tango conmigo cuando vuelva.
domingo, agosto 27, 2006
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