miércoles, julio 05, 2006

A ver si se hace costumbre...

Llegó el fin de semana, y con él la oportunidad de limpiar el backlog de cosas a hacer y temas a estudiar que me persigue.

"El sábado me siento un rato y lo termino"... si habré repetido esa frase en mi vida. Casi tanto como el ya clásico "no tomo más" después de una noche de copas. Y así como la próxima noche de fiesta siempre me encuentra con una cerveza en la mano, los fines de semana tienen el poder de hacerme deponer los cuadernos y apuntes. Al menos por ahora las cosas no se me salieron de las manos, y siguen para adelante.

Y este fin de semana no fue la excepción.

El viernes se armó una gran festichola al aire libre para festejar tres cumpleaños y tres graduaciones. Empezamos con un asado. Obviamente, lo primero que tiramos en la parrilla (con los carbones todavía negros como lo hacen acá... yo ya me rendí), fueron las porquerías de costumbre. Después de un rato, apareció Gustavo con algo que no veía desde hace rato: un lomo argentino envasado al vacío. Y aunque ya había comido más que suficiente, se me empezó a hacer agua la boca. Salió buenísimo. El acompañamiento, nada mal tampoco: un merlot italiano muy interesante.

Después del asado apareció la música. Y entre los diversos estilos que proveyó Euge, pude colar algunos tanguetes. Mónica (una chica colombiana, ya graduada de mi mismo programa) me acompañó con unos improvisados pasos, y automáticamente pasamos a ser el centro de atención de cuanta persona hubiera en la fiesta. Después de un par de tangos ya no éramos los únicos bailando en el centro de la ronda. Otro par de parejas intentaban copiarnos los movimientos, sin siquiera saber lo más básico. Fue muy divertido. En cuanto Aneta me pase las fotos del evento, publico alguna en pose de compadrito.

En cuanto dejamos de bailar con Mónica, se me vino encima el malón. Las chicas estaban todas como locas: "Quiero aprender!!! Enseñame! ¿Cuándo nos vas a dar unas clases?" Así que no sólo brindé un show, sino que estuve dando clases particulares de tango.

Pobres!! Si supieran lo básico de mis conocimientos! Pero en el país de los ciegos...

Y pobre Euge, que se fue más temprano de su fiesta porque se sentía mal. No sólo se perdió el magnífico "chow" que montamos al aire libre, sino que tuvo que soportar que le contara todo una y otra vez al día siguiente.

El sábado tocó día de paz y tranquilidad, que en mi idioma significa: me quedé en casa a planchar la montaña de ropa que tenía acumulada, lavá más pilcha (por lo que ahora tengo una nueva incipiente montaña esperándome), hablé con la flía por skype, miré un rato de tele...

El domingo volví a las canchas con renovadas energías. Tempranito a la mañana me fui pa' la estación, para tomarme el tren a La Haya. El programa: encontrarme con Fleur, una amiga holandesa que había conocido en BAires hace unos meses, y pasar el día en la playa.

Fútbol, cerveza, sol, playa, atardecer... qué noche Teté!



La playa es la misma donde hace unos meses, en pleno invierno, metí las patas en el mar del norte, con los borcegos impermeables, obvio.... Esta vez tomé coraje y me metí nomás. El agua es bastante fría, pero se banca.

Para recordar: (http://javiergomes.blogspot.com/2006_03_01_javiergomes_archive.html)

Nota de color... la foto la sacó una mina en topless, que no estaba NADA mal. Mientras ella enfocaba, yo no podía dejar de pensar: "Cuando se lo cuente a los muchachos..."

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