domingo, marzo 19, 2006

Nuevo domingo, nueva historia. Y qué historia!!!

Antes que nada quisiera corregir un comentario que hice la semana pasada sobre Holanda y sus mujeres... Me retracto públicamente de los dichos efectuados.

Las mujeres en Holanda no son feas... simplemente existe una elevada concentración de las menos agraciadas en donde vivo yo. Digo esto a partir de el viaje que hicimos hoy con Euge a Amsterdam, en donde está lleno de minas como la gente. Pueden haber ocurrido 3 cosas:
  1. Holanda ya me venció y mis estándares bajaron... (el ya conocido efecto ITBA),
  2. Amsterdam está lleno de turistas... y ésas son las minas que ví, o
  3. en Holanda hay una distribución de belleza peor que la distribución de riqueza que tenemos en Argentina.

Sea como sea, hoy estoy en mejores términos con las tierras de mis antepasados.

Dicho lo importante, podemos proceder a relatar los acontecimientos semanales.

Bicicletas:

Somos los felices propietarios de dos nuevas bicis a todo trapo que, además, nos van a terminar saliendo gratis. Todo nace a partir de que los holandeses tienen (o ahora tenemos) muchas vacaciones. Tantos días al año les corresponden (43 días HABILES), que suelen venderle a la empresa algunos días al año para cobrar unos mangos más.

Además existe una especie de subvención por parte del gobierno, por la cual te pagan más plata por cada día (hasta 5) si utilizás la guita para comprarte una bicicleta (se llama el bycicle sheme).

La cuestión es que cambiamos los días, agarramos los dos fierros viejos que habíamos adquirido la semana anterior, los utilizamos como parte de pago, y nos compramos dos bicis espectaculares. Y como acá es deporte nacional afanarse las bicicletas, y las nuestras cuestan un monto en pesos que da vergüenza contar, las aseguramos por un lapso de 2 años (con ese costo también a descontarse de la guita de los días).

Abajo mi fierro nuevo, tiene todos los chiches. Sabían que acá las bicis se venden por tamaño? Hay S, M, L... Yo me compré un XXL

Facultad y amigotes (fútbol y fiesta):

El lunes pasado empezamos la facu. Toda la gente muy copada, de muchos lados del mundo: Bolivia, España, Holanda, Etiopía, India, Paquistán, China, Rep. Checa, Polonia... to name a few.

Desde el vamos, buena onda, interés por quiénes éramos y muchas ganas de ayudarnos, contando sus experiencias anteriores. Que hacer, qué no, quiénes eran importantes, cómo hacer con los libros...

El viernes a la tarde se organizó un partidito de fútbol con los muchachos, y dado mi efusivo amor por la redonda (y sorprendente habilidad con ella), no pude evitar participar. Se jugó a las 5 de la tarde, por lo que nos escapamos un rato antes de la facu. Pocas veces me cagué tanto de frío.

A la noche, Nicolás (remera celeste en el medio de la foto) organizó una festichola en su casa. Motivo: todavía seguimos buscando alguno, pero estuvo muy buena. Este chico comparte la cocina con varios deptos más, y sus vecinos se coparon e invitaron a sus amigos también. Resultado: una mezcla de gente de todo el mundo, de diferentes edades y carreras con ganas de divertirse. Mucha birra, vino, oporto, fernet de Rep. Checa (medio raro y más clarito) y una grappa de Eslovenia que te partía la cabeza... lo mejor de todo es que volvemos a casa en bici.

Y nada de heladera. Un carrito de supermercado lleno de botellitas y latas, localizado estratégicamente fuera de la ventana del depto, cumplía la función de maravilla (seguía el fresquete).


Rugby

El miércoles fui a entrenar con el equipo de la facu. Me divertí, aunque hacía más de 6 meses que no hacía deporte en serio, y el fresquete lo hizo más complicado aún. Lo más raro de todo fue que los entrena una mujer. Si si... una mujer. Hubo quilombos con el entrenador anterior, y renunció, y esta chica era la única más o menos capacitada.

A decir verdad, los muchachos del equipo saben bastante poco de todos los aspectos del juego, en general hace poco tiempo que juegan, así que les saco muchos años a todos. Cuando me meta a entrenar en serio, a principios de abril, voy a tener que enseñar un par de cositas respecto al scrum, y seguramente a varias situaciones de juego. No es que yo sepa demasiado, pero para corregir algún error o para hacer sugerencias muy evidentes, estoy capacitado.

No pictures about that, sorry... Pero prometo sacar alguna si juego algún partido. Todavía tengo que sacar la tarjeta de deportes de la universidad (si la saco hoy, sale 54€, si espero hasta el primero de abril... baja a 20€.... hmmmm... no sé que hacer... jaja). También hay que afiliarse a la unión de rugby de acá, que también sale unos mangos... ya veremos cómo resulta.

Nuevos Horizontes

Sábado... Día de orden y limpieza. Not my kind of day, pero necesario.

Apenas nos levantamos, enfilamos pa' la feria que se hace todos los sábados en un estacionamiento / plaza del lugar. Venden de todo, desde ropa hasta comida hecha, desde celulares hasta flores. Entre los artículos más útiles adquiridos durante la jornada se cuentan una almohada (me habían dado una porquería chiquita con el depto), un par de guantes y una plantita para darle algo de vida al lugar. Como no estoy nunca, y probablemente no me acuerde de regarla lo suficiente, me compré un cactus. Ya no estaré más solo.. snif...

Habiendo vuelto de la feria, y ya con la panza llena, decidí emprender la maratónica tarea de ordenar y limpiar mi casa. La foto de abajo me muestra sonriente, justo al momento de empezar a planchar. Antes de seguir, vale aclarar que fue mi primera vez sin "la supervisión de un mayor". Pobre iluso... muy pronto se me borraría esa sonrisa socarrona con las primeras pasadas de plancha.

Después de un rato laaaargo, me di por vencido tras haber "planchado"(si es que se le puede llamar así a lo que hice) dos chombas y un jean. Nada quemado, es una buena manera de empezar.

Hoy en casa me espera una nueva tanda de ropa para lavar, y entre la pila amenazante de ropa ya lavada, hay dos camisas que ya deben estar regocijándose de lo mucho que me van a hacer sufrir.

Amsterdam. Frula, putas y el Che Guevara.

Llegamos ya casi al cierre de la semana y el relato. Sólo queda comentar el viaje que hicimos ayer a Amsterdam (donde se produjo mi reconciliación con Holanda).

En total, nos habremos quedado unas 8 o 9 horas. Fue un día bastante cansador, pero valió la pena. Lo aprovechamos muy bien.

Me encantó la ciudad. Los canales y la arquitectura le dan un toque único. Es muy agradable caminar por las callecitas más angostas, pasando por los diferentes puentes. Las vistas desde los canales mismo, es impagable.

Lo primero que hicimos fue un tour en barco por los canales. Te pasean por la parte vieja de la ciudad, te muestran algunas cosas notables, te cuentan cuentitos... La lancha, una especie de colectivera del tigre, pero del primer mundo.

Después de unas largas caminatas y una reconfortante pizza, enfilamos para la casa de Ana Frank. Fue una visita muy emotiva. Más que recomendable para todos los que pasen por Amsterdam.

Me imagino que ya habrá un par de cosas por las que se estarán impacientando por saber:

A diestra y siniestra, por la mayoría de las calles, aparecen los famosos Coffe Shops, de los que tanto se habla, donde se vende marihuana, hongos y alguna que otra soft drug. Varios con nombres alegóricos, que evocaban a Bob Marley, The Doors, Pink Floyd... otros con muñecos en al puerta, un motivo muy repetido era el aliens fumanchines, y de enanos con cara de degenerados, comiendo honguitos.

De los tantos que vimos, el de la foto nos pareció uno de los más divertidos, con las simpáticas plantitas asomándose a la ventana. Será como esos restaurantes de mariscos, en los que se puede elegir la langosta que te vas a comer de una pecera?

Abajo, un kit del estilo "Hágalo usted mismo!: Cultive su propia marihuana". No serán más copadas para tener en mi depto que mi cactus?

Lo más sorprendente que tuvo nuestro próximo destino, fue que no lo hicimos al principio de todo. Pero claro, viajé con Euge. Si hubiera venido a Amsterdam en mi viaje de postgira de rugby, cuando anduvimos de mochileros con el Negro Estarriaga y un par de personajes del club, La ZONA ROJA, hubiera sido nuestro primer destino.

Debo decir que en las vidrieras había un par de exponentes interesantes paraa tener en cuenta, y otros, que es mejor olvidar... De todos los gustos y colores. Y entre vidriera y vidriera (si a alguien le interesa poner su pequeña empresa, hay varias en alquiler), los sex shops donde se puede comprar toda clase de juguetes, algunos de los cuales lleva un tiempo entender cómo y para qué se usan ,pero siempre es bueno ejercitar la imaginación y utilizar un poco de pensamiento lateral (qué sería de mi vida sin el libro de Qüerio...).

Entre los micro emprendimientos de las mencionadas señoritas (y algunas señoras) también aparece de vez en cuando una señora empresa: cabarulos y puteríos puestos a todo culo.

Otra cosa que abunda en Amsterdam son los negocios de regalos, souvenirs y boludeces varias. No hubo uno en todos los que entramos en los que no encontráramos alguna cosa con la cara del Che Guevara. Gorritos, remeras, encendedores, alfombritas para la entrada, tacitas... para tirar para arriba. "Revolución!", decían algunas.

Junto con el alien porrero y Bob, integran el top three de las preferencias del consumidor fumanchín.

Ma' que porros ni putas!!! Vamo' la birra, vieja!!!

Durante tanta caminata, encontramos un bar buenísimo en una callecita angosta. Nos empujaban (mejor dicho me empujaban) unas desesperadas ganas de tomar y comer algo. La idea original era un café con leche, un par de medialunas, algo apropiado para las 5 o 6 de la tarde. Pero se nos ocurrió entrar a "Belguique". Un vistazo a la carta de cervezas (con una cantidad impresionante de distintas birras), me hizo cambiar rápidamente de opinión.

Aquí me hallo a punto de disfrutar mi "La Chouffe". Muy conveniente para la foto que el apoyavasos fuera de la misma marca.

Pero todo concluye al fin, y a eso de las 8 enfilamos para la estación para volver a casa. Nada mejor para terminar el día que un rico "Fricandel" y una siestita.

En Holanda se suele almorzar muy liviano (ergo, me cago de infeliz todos los días en el bar de la facultad): una sopita y un poco de pan, algún que otro sandwichito o este tipo de porquerías fritas como el Fricandel (un tipo de salchicha, muy especiada, con una costra crocante en vez de piel).

Una práctica común para los tipos, es llevar su propia bolsita de pan lactal (en el bar te lo cobran), comprarse un bol de sopa (el más chico, obvio), y un paquetito de manteca o rodaja de queso. Y ya está, tiene el almuerzo solucionado, por menos de 0,50€.

En el resto de Europa suelen tildar a los holandeses de agarrados. Hmmm... I wonder why...

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